No sabemos ustedes, pero mientras crecían, mamá y papá siempre tenían comida quebradiza en la cocina. La mayor parte del tiempo, era duro como una roca, casi perdías un diente cada vez que lo mordías. Frágil de Alaska? 100% diferente. Es suave cuando tiene que serlo y aún así tiene ese crujido perfecto que buscas en un quebradizo. Hazle un favor a tus dientes y prueba este quebradizo, ¡te alegrarás de haberlo hecho!